En los últimos años Las Palmas de Gran Canaria se ha destacado como un destino urbano ºidóneo para los denominados nómadas digitales: viajeros de perfil joven, dinámico e independiente, que recorren el mundo sin dejar de trabajar gracias a internet. Estos remote workers (trabajadores remotos) son a menudo emprendedores, profesionales del diseño o la programación y aficionados a compartir espacios de trabajo -y sinergias- en los coworking: oficinas de trabajo colaborativo que también han comenzado a proliferar en la capital grancanaria en los últimos tiempos.

De todo ello da cuenta en su edición de este mes de abril la publicación de referencia Condé Nast Traveler, un magazine veterano pero especializado en los viajes de tendencias y en los destinos aptos para el trotamundos contemporáneo. Bajo el titular “Las Palmas de Gran Canaria para nómadas digitales", y con distintas fotografías de las rutinas en la capital grancanaria, la revista ofrece un perfil completo de la ciudad para estos nómadas modernos, resaltando los encantos de una urbe que rebosa "cosmopolitismo y vida buenrollera".

"El nuevo Silicon Valley sabe a mojo picón", advierte Condé Nast Traveler, en un amplio reportaje firmado por Javier Zori del Amo. "En los últimos años, la capital canariona se ha consolidado como una gran oficina para aquellos que tienen el privilegio de trabajar sin estar atados a un lugar de trabajo", apunta el texto, que localiza este 'boom' de remote workers en la ciudad más poblada de Canarias en un artículo del New York Times en 2015. "El famoso rotativo estadounidense", se explica, "se fijó en por qué programadores que solían vivir en Silicon Valley pasaban largas temporadas en pleno Atlántico Medio y por qué esta ciudad estaba siendo el germen e invernadero de grandes empresas de coworking y derivados como The Surf Office o Palet Express".

"Las Palmas de Gran Canaria estaba tejiendo una red de relaciones laborales y sociales con el fin de acoger a todo nómada digital y hacerle sentir como en casa", añade el magazine, que califica a la ciudad de "casi un paraíso para todo aquel que busque dar un vuelco a su estilo de vida laboral".

Así, Las Palmas de Gran Canaria cuenta hoy "con más de una veintena de coworkings y de oficinas compartidas pero, sobre todo, con una una red de trabajadores remotos que se ayudan entre sí, como si fuera una evolución natural de las míticas oficinas de bienvenida de los Erasmus": una urbe en la que también tienen lugar eventos de referencia para los nómadas digitales, como el Nomad City" (que se organizan también con la colaboración de engtidaees como el Ayuntamiento o el Cabildo de Gran Canaria).

Además, se apunta cómo "la última consecuencia de esta nueva forma de trabajo son los espacios temáticos como Marine Park [un coworking surgido con el paraguas de las instituciones públicas locales, entre las que se incluye la Concejalía de Ciudad de Mar], una confluencia de empresas dedicadas al mar que empiezan a generar su propio tejido industrial en una urbe que, cada vez más, actúa como centro logístico del Atlántico Medio".

Encantos para los nómadas

Entre los principales atractivos de Las Palmas de Gran Canaria para los remote workers, viajeros que pasan una estancia media de seis meses en sus destinos, el artículo destaca "un clima muy atractivo para estos trabajadores". Por eso, se añade, "las semejanzas entre la urbe canariona y California han llamado la atención de muchos hijos de Silicon Valley. Con una salvedad, aquí los alquileres son mucho más baratos que en las urbes costeras de la Costa Oeste.

Condé Nast Traveler resalta también los "afterwork al sol" de la urbe, "el auge en paralelo del surf en la ciudad", con La Cícer como epicentro, y "los barrios más cercanos a la playa de Las Canteras, el gran arenal de la ciudad", espacios "predilectos de los trabajadores remotos".

En este punto, se destaca la actividad de coworkings como Sandbox, escuelas como Ocean Side o el auge de bares playeros como Mumbai Sunset, The Block Café o Tiramisú Funky Bar, "otro de los efectos colaterales de esta maravillosa colonización". Y la oferta "sorprendentemente actual en lugares como la calle Ruiz de Alda, una vía que se peatonalizó hace cinco años y que, desde entonces, ha visto como las terrazas se han llenado de magia gastronómica", con restaurantes como Nómadas, 200 Gramos, The Kitchen, La Regadera o La Chascada.

El artículo se detiene, finalmente, en el característico "cosmopolitismo canarión", y en la influencia de los nómadas contemporáneos en la modernización de la ciudad, con la renovación de los locales de restauración del entorno de Las Canteras, como la que aportan negocios como La Cantina, La Bikina o Basal Grill & Beach.

Del mismo modo, el reportaje resalta los encantos de la oferta de restauración y pocos de Vegueta, y sus reclamos para el ocio, en donde "el ambiente sofisticado internacional en ocasiones se topa con el universitario, más desenfadado y bullicioso". Así, también merecen mención especial para Condé Nast Traveler locales como la Tasca Siete Viejas, La Champiñonería, The Paper Club o La Azotea de Benito.