24 de junio de 1478. Un ejército al mando del capitán Juan Rejón enviado por la Corona de Castilla, instala un campamento militar junto a la desembocadura del barranco del Guiniguada. Ese fue el germen de la que, poco más tarde, se convirtió en la primera ciudad fundada por la Corona de Castilla en el Atlántico. Este hecho sucedía unos años antes del viaje de Cristóbal Colón al continente americano. Las Palmas de Gran Canaria sirvió como ejemplo para levantar centenares de ciudades en América, desde la Patagonia a Estados Unidos.
Finalizada la conquista de la Isla de Gran Canaria, seis años después, se dio inicio a la colonización con el reparto de tierras y la introducción de la caña y la fabricación de azúcar, destinada a los mercados europeos. Este hecho provocó que el Real de Las Palmas pasara de campamento militar a floreciente villa y la ciudad diera un paso en su crecimiento hacia el comercial barrio de Triana donde se construyó -en el actual Parque de San Telmo- el primer puerto.
Durante siglos, la capital grancanaria se limitó a estas dos zonas: Vegueta y Triana y a su alrededor se levantaron las murallas que sirvieron para su defensa ante la multitud de ataques piráticos que padeció en los siglos XVI y XVII. Entre ellos, en octubre de la embestida de 27 navíos capitaneados por los británicos John Hawkins y Francis Drake; y, en junio de 1599, los holandeses, al mando de Van der Does, protagonizaron el saqueo y el incendio de las edificaciones más representativas.
La industria de la cochinilla y la construcción del nuevo puerto en el XIX, sacan a la ciudad del largo letargo de los siglos anteriores, sólo amortiguado por las innovaciones de la Ilustración. La ciudad comienza a extenderse hacia la bahía de La Isleta, hacia el actual Puerto de La Luz, cuya construcción en 1883 propició la modernización de la ciudad.
El siglo XX, a partir de la segunda mitad, convirtió a la ciudad en la cuna de la industria turística de las Islas Canarias. Hoteles y apartamentos reforzaron la infraestructura urbana heredada del siglo anterior con balnearios y apartamentos de ocupación estacional. El turismo extranjero empezó a llegar y la sociedad dio otro vuelco. La actividad del Puerto de la Luz, convertido en una base portuaria prioritaria a nivel internacional, provocó nuevas transformaciones hasta convertir a la ciudad en el centro económico y comercial del archipiélago. Una ciudad que no ha parado de crecer en población, modernización y en influencia social.
¡Descubra la historia de nuestra ciudad en el Museo de la Ciudad y del Mar, localizado en el Castillo de Mata!