El viajero se planeta una experiencia bien diferente cuando en su escapada incorpora a su familia. Combinar los requisitos que demandan mayores y pequeños para disfrutar juntos de unas vacaciones en condiciones óptimas se convierte en un ejercicio de planificación no siempre sencillo. Las Palmas de Gran Canaria, destino con gran tradición a la hora de acoger a públicos de todas de las edades y procedencias, reúne esas condiciones esenciales para el disfrute familiar: espacios naturales abiertos para la relajación de los mayores y el ocio de los pequeños, entretenimientos sin restricción de edad, una amplia carta gastronómica que satisface a todos los paladares, una amplia red de tiendas y comercios con los artículos que cada integrante de la familia demanda o excursiones asumibles en la distancia y variadas en los encantos de cada una de sus paradas son, sin duda, atractivos que reúne la mayor ciudad de Canarias.
Sol, playa... y más
Las Palmas de Gran Canaria luce desde hace veinte años la etiqueta de “mejor clima del mundo”. Los 22 grados centígrados de temperatura anual que, como tal, destacó en 1996 la Universidad de Siracusa (Nueva York) en un artículo difundido en Consumer Travel Publications (fuente: www.elmejorclimadelmundo.com) son, efectivamente, un poderoso reclamo para el visitante. En verano, la ciudad presenta, además, un tiempo algo más suave que en las encantadoras playas del Sur de Gran Canaria. Un calor amable que se disfruta con entusiasmo por parte de la población local en el entorno de las playas de la ciudad. Y que los turistas descubren como un agradable -y recurrente- reposo en medio de sus excursiones urbanas.
Las Canteras, una de las mejores playas urbanas del mundo, es la joya más célebre que luce la ciudad de cara al exterior. Tres kilómetros de trazado especialmente encantador en los paseos al comienzo o al final del día, por el paseo exterior o a pie de arena, y que dan para mucho entretenimiento familiar. Playa óptima para el baño (de sol, o en sus templadas aguas), en su discurrir la acompañan varios de los mejores hoteles de la capital grancanaria, restaurantes y terrazas para todos los gustos (variada cocina internacional incluida) y hasta balnearios en los que el usuario puede recalar antes o después de sus horas de sol. Grandes y pequeños tienen, desde luego, cabida a la hora de ejercer de bañistas, en una playa con bandera azul y los necesarios servicios de vigilancia.
El paisaje en La Isleta varía desde La Puntilla (antesala del barrio en el que nació el famoso Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria: La Isleta) hasta las olas de La Cícer (siempre con surferos en el horizonte) y el Auditorio Alfredo Kraus. Pero la playa de la capital grancanaria no se acaba aquí. En Las Alcaravaneras, entre las marinas del Real Club Náutico de Gran Canaria y el Muelle Deportivo, la familia encuentra un espacio para el deporte. En la cala del barrio marinero de San Cristóbal, lo que resaltan son los colores de las casas y su cocina de puro sabor a mar. Y en La Laja, en la salida sur de la ciudad, sus piscinas, que adornan una salida natural más silvestre al mar y una arena más oscura que la que se pisa en el Istmo de Gran Canaria.
Naturaleza... fuera y dentro de la ciudad
Para las excursiones familiares, Las Palmas de Gran Canaria es excelente punto de partida. Tanto como si lo que se quiere es conocer las dunas de Maspalomas y el turístico sur grancanario, como si lo que se buscan son los paisajes verdes e irregulares del centro de la Isla. Distancias cortas para el conductor o el viajero en transporte colectivo, que se miden en decenas de kilómetros, unas buenas conexiones interurbanas (con autovías que prolongan los bordes costeros de la urbe) y el encanto de los destinos de estas pequeñas escapadas invitan al viajero a planificar jornadas especiales en su viaje a la ciudad.
El imponente centro montañoso del centro de Gran Canaria, el perfil más afilado del norte y el oeste de la Isla y pueblos de típica postal isleña en el centro completan el mapa de las vacaciones, en las que siempre se puede alternar el aire urbano, histórico, portuario y cosmopolita de la capital grancanaria con entornos de gran belleza natural que además respira de las tradiciones canarias.
La orografía isleña da incluso para que estos paisajes se puedan encontrar sin salir del término municipal de la ciudad. La Caldera y el Pico de Bandama, muy cerca del cual descansa el Real Club de Golf de Las Palmas (decano nacional por el adelanto que se empeñaron en proponer los británicos que vivían en Gran Canaria a finales del Siglo XIX) son paradas casi obligatorias para el visitante. Paradas que aprecian mayores y niños por su impacto en la retina: colores, flora y cielos que componen en realidad la paleta con la que se identifican plenamente los canarios.
Gentilicio con el que también se bautiza al Jardín Botánico Viera y Clavijo (bautizado así en honor del precursor de la Botánica en Canarias) que reúne ejemplares de las especies de toda la flora que se da en el Archipiélago. Endemismos para la foto que nunca deja de tomar el numeroso público foráneo que lo frecuenta. No hay mejor excursión en familia si lo que se persigue es disfrutar de la Naturaleza en un paseo apto también para los más pequeños o los viajeros más veteranos.
Naturaleza pura es, igualmente, lo que se respira acabada la Playa de Las Canteras hacia el final de La Isleta. El paraje de El Confital, apreciado enclave surfero, regala unas vistas preciosas de la ciudad, Lugar de roca y mar, un paseo integrado con el entorno permite al turista una caminata agradable, muy especialmente en los meses de verano. Y aquí las instantáneas que se toman siempre se incluyen en el álbum de las vacaciones.
Comprar en Las Palmas de Gran Canaria
Hablamos de una ciudad de grandes centros comerciales: El Muelle (junto al atraque de los cruceros, que hacen Puerto Base en la capital grancanaria en sus itinerarios en la región atlántica), Las Arenas (que acompaña al imponente Auditorio Alfredo Kraus), Siete Palmas y La Ballena (en la Ciudad Alta) o Las Terrazas y El Mirador (en la salida sur hacia el aeropuerto), son enclaves de grandes áreas cubiertas con restauración y cine, en donde no faltan las grandes firmas nacionales e internacionales habituales en cualquier gran ciudad.
Sin embargo, las opciones para el visitante a la hora de hacer Shopping no se acaban ni mucho menos aquí. Las zonas comerciales abiertas de Mesa y López, cerca del entorno del Parque Santa Catalina y el Puerto, y la Calle Mayor de Triana (puerta de entrada del casco histórico) son espacios de cómodo recorrido para una familia de viaje y en semejante misión. Restaurantes de buena mesa, locales para el aperitivo o la terraza al sol y espacios peatonales facilitan esta suerte de jornadas. El barrio de Schamann, en Ciudad Alta, revitaliza en los últimos años y entre los consumidores locales, sus calles comerciales, complemento de un entorno urbano popular, cuyas calles y plazas se bautizan con los nombres de obras y personajes del escritor canario Benito Pérez Galdós.
Cultura e Historia para todas las edades
A Galdós, precisamente, se dedica su propia Casa-Museo, en el barrio histórico de Vegueta, en donde incluso es posible practicar una singular ruta por la historia de la urbe. Un casco urbano colonial único a este lado del Atlántico, y parada obligada del Descubridor Cristóbal Colón en su primer viaje: fue en Las Palmas de Gran Canaria donde se tuvo que reparar el timón de La Pinta. A la Casa del Gobernador se le atribuye entonces una visita: donde hoy se encuentra la Casa de Colón, museo también recomendado para la cultura en familia. Y cerca se sitúa al marino orando en la actual Ermita de San Antonio Abad, antes de cruzar el Atlántico.
Los museos del entorno histórico no se acaban aquí. En el Museo Canario los más pequeños -y los mayores- pueden sorprenderse con las momias aborígenes, y toda la iconografía, cultura y enseres de los antiguos pobladores de las Islas. Muchos más años adelante se sitúan el Centro Atlántico de Arte Moderno (en la singular calle Los Balcones) o San Martín Centro de Cultura Contemporánea, puntos en los que tampoco se descuida la agenda infantil, con contenidos e incluso actividades periódicamente programadas.
En otro extremo de la ciudad, en La Isleta, la Fundación Martín Chirino ha reconvertido la antigua fortaleza del Castillo de La Luz en galería de arte contemporáneo, con las obras del escultor canario. Piezas que ambientan con otro concreto el interior del vetusto bastión, desde el que la ciudad se defendió de los asaltos de piratas y corsarios. Otro fortín, el Castillo de Mata, fue refugio de los ciudadanos durante el asalto del holandés Van der Does: hoy es Museo de la Ciudad y el Mar. Pequeño centro cultural desde el que también se pueden disfrutar privilegiadas vistas.
Para completar esta ruta de museos con niños, nunca debe faltar el Museo de la Ciencia y la Tecnología, en pleno Parque Santa Catalina: atracciones interactivas, actividades para los más pequeños y mucho espíritu de divulgación científica bajo el irrenunciable principio de la diversión componen la oferta de este centro cultural. Un edificio, el Elder que junto al vecino Miller dan la bienvenida a los numerosos cruceristas que en invierno atracan en la ciudad.
Comer en familia
La carta gastronómica de Las Palmas de Gran Canaria difícilmente puede encontrar objeciones. Prácticamente no falta cocina internacional que no se vea representada en este o en aquel rincón de la ciudad. Tal oferta es especialmente apetecible cuando viajan juntos grandes y mayores. El viaje a la capital grancanaria se puede convertir pronto en unas vacaciones gastronómicas, con variedad de registros también en lo que se refiere a precios y calidades.
Además, se debe tener muy en cuenta el encanto de la cocina local: platos típicos servidos en diferentes escalas, que a menuda aficionan al comensal. Desde los célebres mojo picón y papas arrugadas a un extenso recetario de cocina local que cautiva al viajero. Comer bien y en familia es bien posible en el entorno playero de Las Canteras, o bajo las siluetas del barrio colonial de Vegueta. En las zonas comerciales abiertas de Triana y Mesa y López o en rincones algo más recogidos en el centro urbano, a la vera de las calles más transitadas. Si la cocina define a lo cosmopolita, se puede afirmar sin ambages que Las Palmas de Gran Canaria es universa. Para grandes y chicos.
El deporte
El deporte playero (surf, raquetas, voley o fútbol) se puede practicar de forma espontánea, y con fervor, en verano. Algo que también distingue a Las Palmas de Gran Canaria. La ciudad, que en temporada deportiva representan clubes como la Unión Deportiva Las Palmas o el Club Baloncesto Gran Canaria, permite en verano experiencias deportivas más completas, que incluso pueden disfrutarse en familia. Cursos de vela, surf, buceo o incluso piragüismo en el mar que no faltan en las marinas de la ciudad (el Muelle Deportivo, de visita recomendada para grandes y pequeños, y el Real Club Náutico de Gran Canaria) o en sus playas.
Otra ventaja del clima que se respira todo el año en Las Palmas de Gran Canaria es, precisamente la posibilidad de realizar deporte al aire libre. Ya sea en la costa o en el mar. En su avenida marítima o en parques como el céntrico Romano, si se habla de montar en bicicleta o correr. La ciudad, sede regular en los últimos años de grandes eventos deportivos al aire libre (maratón, tenis playa, carreras populares...) o en su nuevo Gran Canaria Arena, (como fue el caso del Mundobasket 2014), mantiene una fuerte conexión con el deporte, ya sea como espectáculo o como ejercicio habitual.
Incluso sobre el propio Atlántico. Cuna de campeones olímpicos de vela, escenario de la autóctona Vela Latina canaria (que sólo se practica en Las Palmas de Gran Canaria, en la modalidad de ceñida), la urbe siempre conectada con el mar. Un océano siempre en el paisaje de los viajeros en familia: y ese también resulta un encanto apreciable.
*Imágenes www.lpavisit.com
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