Un siglo de evolución urbana: eso es lo que muestra al visitante la exposición Metrópolis Atlántica, que desde el 28 de junio y hasta el próximo 3 de septiembre exhibe la Casa de Colón en su emplazamiento del barrio histórico de Vegueta. La historia reciente de Las Palmas de Gran Canaria queda retratada en esta colección de imágenes que, además, relatan la propia evolución de la ciudad. Un destino turístico urbano que ha llegado a desplegarse tal como hoy lo conocemos gracias a un proceso de expansión ha la metrópolis urbana que hoy transitamos.

La muestra está organizada por el museo, que gestiona el Cabildo de Gran Canaria, junto a la FEDAC, e invita al público a recorrer el proceso de conversión de Las Palmas de Gran Canaria en una gran urbe cosmopolita a través de 77 fotografías antiguas y un documental en el que se aprecian las grandes transformaciones que ha experimentado al comparar secuencias actuales con las del pasado.

‘Metrópolis Atlántica’ embarca a los espectadores y espectadoras en la aventura oceánica de una ciudad que tuvo que afrontar diversos obstáculos geográficos, como la superación de los lindes de la vieja muralla para extenderse por los Arenales y el istmo de Guanarteme como una gran marea urbana y humana que abrazó al Puerto de la Luz para unirse definitivamente al mundo atlántico, tal y como subraya Betancor.

Pero el auge urbanístico no se entendería sin analizar sus motivaciones sociales, políticas y económicas, caso de la exportación frutera, la eclosión del comercio, el turismo o la ebullición cultural. Y aquí, en lugar de la palabra, habla la luz de las fotografías y el vívido mensaje que nos traen hasta el presente.

Ahí están para demostrarlo la impactante imagen de la gran torre de la Cícer (Compañía Insular Colonial Electricidad y Riesgos, SA) dominando la playa de Las Canteras como si fuera “una central nuclear”, según palabras del comisario. O la visión de Las Palmas de Gran Canaria desde el viejo muelle de San Telmo, el Barranco del Guiniguada con su desaparecido Puente de Piedra, ambas de 1893, y la huella agrícola con la finca de Mr. Leacock en el barranco de la Ballena.

En este espejo de doble dirección, a veces son los ojos del pasado los que miran al visitante. Así ocurre con las fotografías de los trabajadores portuarios del Puerto de la Luz de 1915, con los grupos de republicanos y golpistas durante la Guerra Civil o con las personas que se embarcaron en el vapor ‘Valbanera’ en 1919. Son testimonios en blanco y negro que se reflejan y reverberan en la vital y abierta ciudad de 2017.

* Más información, en la web de la Casa de Colón