La musicóloga, Dolores de la Torre Champsaur. Ingresó en 1959 en El Museo Canario, entidad en la que llegaría a ser nombrada Socia de Honor. Entre 1960 y 1967 no solo se acercó en la organización y difusión de los fondos musicales que poseía el museo, sino que invitó a los compositores a donar sus archivos personales. 

 

La pintora Pilar de Lugo y Eduardo. Esta artista cultivó principalmente el retrato, realizando copias de modelos anteriores, como la reproducción de las efigies de Viera y Clavijo y de Diego Nicolás Eduardo de la Catedral de Las Palmas, para la galería de personajes ilustres del Gabinete Literario, institución que conserva parte de su obra. 

 

 

La escritora canaria, Josefina de la Torre Millares, fue la menor de los hijos de Bernardo de la Torre y Cominges y de Francisca Millares Cubas. Su carrera se desarrolla entre el canto, la escritura y la actuación en teatro, radio, cine y televisión. En el año 2000, fue nombrada académica honoraria de la Academia Canaria de la Lengua, y en 2002, recibió la Cruz de la Orden Islas Canarias y fue nombrada Hija Predilecta de Las Palmas.

La escritora y periodista, María Dolores de la Fe. Vinculada al costumbrismo y las tradiciones, su prolífica producción literaria se desarrolló en el ámbito periodístico, con multitud de artículos en prensa, además de su participación en radio, conferencias y actos culturales. En 1988, recibió el máximo galardón en el V Premio de Novela Ángel Guerra que concede el Ayuntamiento de la Villa de Teguise; fue miembro del Museo Canario y la Orden del Cachorro Canario y recibió el título de Bombera Honorífica del Cuerpo de Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria.En junio de 2008 fue nombrada Hija Predilecta de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

La escritora Carmen Laforet. Laforet  fue una de las autoras españolas más influyentes del siglo XX. A lo largo de sus novelas y libros de viajes, retrató en repetidas ocasiones los paisajes y puertos de Gran Canaria, donde se desplazó con su familia cuando ella tenía dos años. Ganadora del Premio Nadal, en sus escenas, tanto reales como ficticias, describe de manera constante los chapuzones que disfrutaba en la playa urbana de Las Canteras, así como los momentos que pasó en su infancia en la Playa de La Laja.