El casco histórico colonial de Las Palmas de Gran Canaria ofrece diferentes caras al visitante: todas, integradas en un paisaje arquitectónico singular, construido en torno al paso de Cristóbal Colón por la ciudad, antes de emprender sus viajes hacia América. La variada y atractiva restauración de la zona, la oferta cultural y de ocio y espacios para el arte contemporáneo (que contrasta con el paisaje histórico, y que ofrecen instituciones como el Centro Atlántico de Arte Moderno o San Martín Cultura Contemporánea) se completan con una a menudo animada vida urbana y el tránsito de numerosos turistas que no quieren perderse este retrato vivo del pasado en la capital grancanaria.

Si lo que se pretende es localizar el paseo en el encanto histórico de este enclave de la capital grancanaria -la ciudad vieja- resultan imprescindibles museos como la Casa de Colón (la antigua Casa del Gobernador en la incipiente urbe del siglo XV), dedicada al hito del Descubrimiento y al arte y la cultura del momento, y el Museo Canario (que expone con gran acierto la historia visual de la cultura aborigen, momias de los antiguos nativos de Gran Canaria).

La Casa de Colón se ubica en la Plaza del Pilar, cerca de la Ermita de San Antonio Abad, lugar donde oró el descubridor antes de partir para cruzar el Atlántico. El Museo Canario, en la Calle del Dr. Verneau, exhibe los enseres, la ropa, los abalorios y la forma de vida de los aborígenes. Toda su cultura, en una visita recomendada para toda la familia (a excepción de una sala de monjas y cráneos que podría asombrar más de la cuenta a los visitantes de más tierna edad).

Este singular paseo se acompaña con el paso obligado por la Plaza de Santa Ana y la Catedral, y todo su alrededor, en donde se localizan numerosos locales de restauración, con distintos registros y con una amplia carta gastronómica, que incluye la cocina local. Incluso se puede completar esta visita en la Casa-Museo Pérez Galdós (en la Calle Cano), dedicada a la figura de Don Benito, el universal escritor grancanario. Aunque para ello se tenga que entrar en el entorno de la Calle Mayor de Triana, distinguida también por sus tiendas y comercios como una de las grandes zonas comerciales abiertas de la ciudad. Qué mejor manera de vivir la historia de una capital atlántica que está lejos de perder el nexo con su pasado.