La Mini Transat, la gran aventura atlántica en solitario soltó amarras en Las Palmas de Gran Canaria este sábado, 2 de noviembre, poco después de las 14.00 horas, y ya se dirige, rumbo sur, hacia la isla de La Martinica en El Caribe. La flota de estos pequeños pero innovadores barcos oceánicos ya navegan siguiendo la estela de los alisios.

Los 83 veleros de tan solo 6,5 metros de eslora han tomado la salida tras tomar posición en una línea imaginaria situada a la altura del barrio marinero de San Cristóbal despedidos por numeroso público que no se ha querido perder este espectáculo náutico.

Es la segunda vez que la capital recibe a la mítica regata francesa. Las Palmas de Gran Canaria junto con La Rochelle y Le Marín presentaron una candidatura conjunta a la organización para acoger la prueba estos dos años. La ciudad ha cerrado de este modo una doble histórica escala de una prueba que acapara la atención en estas fechas en el calendario mundial de la navegación.

Salida Mini Transat 2019

Las concejalías de Ciudad de Mar y Turismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria han liderado la organización de la regata con la colaboración e implicación permanente de la Federación de Vela Latina Canaria y otras instituciones náuticas de la capital y la Isla.

El público de la ciudad y sus visitantes han podido disfrutar de un magnífico día que ha regalado una singular postal en la bahía sur.

Desde las 10.00 horas la dársena de la Vela Latina Canaria, en el muelle deportivo, acogió una emocionante despedida de los regatistas. Uno a uno los veleros fueron remolcados fuera del muelle en una operación que se desarrolló durante unas dos horas.

Entre los navegantes, tres españoles, el canario Miguel Ángel Rondón; Pep Costa, uno de los regatistas más jóvenes de la regata con 20 años (Casteldefells) y Rafa Fortes (Málaga). Además, navega Violette Dorange, la primera mujer de 18 años que cruza el Atlántico en solitario.

Los navegantes iniciaron la primera etapa, de 1.350 millas náuticas, el pasado 5 de octubre en el puerto de La Rochelle. La segunda etapa, que ha comenzado este mediodía, de 2.700 millas, hasta El Caribe, llevará a los navegantes a vivir una auténtica aventura, enfrentándose en solitario con el océano, sin comunicación con tierra (tan solo les está permitido el uso de una baliza y la radio para recibir las previsiones meteorológicas) en veleros de 6,5 metros de eslora.

Las últimas dos semanas, desde su llegada, los navegantes han podido preparar el reto de su travesía hasta Le Marin, Los navegantes se han implicado en la vida de la ciudad y han mantenido diferentes encuentros con medio millar de escolares e incluso dedicaron una jornada a limpiar la playa de Bocabarranco.