Santa Catalina, a Royal Hideaway Hotel, reabrirá sus puertas el próximo 22 de junio para retomar su actividad, de acuerdo con la sociedad municipal Hotel Santa Catalina, concesionario de la gestión del icónico establecimiento. Pedro Quevedo, concejal de Turismo y presidente del consejo de administración de la sociedad, ha apuntado que “somos consciente de que el momento es difícil, pero este es un compromiso al que hemos llegado para generar actividad económica y social en la ciudad. Es un esfuerzo que todos hacemos”.

El hotel, cuya explotación asumió el pasado año el grupo Barceló, volverá de este modo a prestar sus servicios después de permanecer cerrado durante todo el Estado de Alarma decretado con motivo de la pandemia de la COVID-19. Una situación excepcional que también provocó el cierre del Bodegón del Pueblo Canario (cuya gestión fue adjudicada por la sociedad en 2019 al grupo Altamar Hotels & Resorts). Con la reciente reapertura de la terraza del Bodegón y la vuelta a la actividad del establecimiento alojativo, Hotel Santa Catalina Sociedad Anónima vuelve a contar con sus dos concesiones operativas en la capital grancanaria, después de una relevante rehabilitación urbanística de estos enclaves.

De hecho, Quevedo recordó “la obra tan importante que se ejecutó para la recuperación del hotel” en los últimos años, para ajustar las necesidades actuales del sector al inmueble, respetando sus señas de identidad de arquitectura neocanaria, en una idea concebida por el arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre. Su hermano, Néstor, diseñó además el entorno del Pueblo Canario, en unos emplazamientos icónicos en Las Palmas de Gran Canaria.

El presidente del consejo de administración de la sociedad municipal lamentó que el hotel tuviera que cerrar al poco de haberse reinaugurado, en noviembre de 2019, “dentro de toda la desgracia que ha supuesto esta pandemia para todos”. Quevedo aludió al largo proceso que emprendió la sociedad Hotel Santa Catalina para volver a poner en servicio el establecimiento, “con unas condiciones de máxima calidad y respeto a su legado patrimonial y arquitectónico: su vuelta a la acción supone volver a donde tanto nos había llegado costar, aún en un momento como este”.

Hay que recordar que el grupo Barceló fue el adjudicatario de la gestión del hotel, tras el proceso de licitación pública que la sociedad municipal cerró en octubre de 2017. A partir de entonces, Barceló inició un ambicioso proyecto de rehabilitación arquitectónica con una inversión de más de 30 millones de euros.

El proyecto mereció la atención de la prensa y medios especializados, bajo la nueva marca Santa Catalina, a Royal Hideaway Hotel. Incluso fue nominado a varios premios de prestigio antes de su reapertura: los World Luxury Hotel Awards (en octubre fue designado Mejor Hotel Histórico de Lujo en Europa) o el premio Re Think, impulsado por el Grupo Habitat Futura junto a su partner oficial, el Instituto de Turismo Responsable.

La intervención de Barceló

El grupo Barceló ha realizado un importante esfuerzo en rehabilitar el inmueble, cuidando el legado de Miguel Martín-Fernández de la Torre y actualizando su oferta al momento actual del mercado. Barceló, de acuerdo al pliego de condiciones en la adjudicación del contrato del hotel, invirtió en las obras de la nueva piscina Roque Díaz del complejo deportivo Julio Navarro, que fue inaugurada en septiembre, entre otras mejoras en el recinto que linda con el Santa Catalina. A cambio, el espacio que ocupaba la antigua piscina de 25 metros del club ha pasado a convertirse en un espacio integrado en el Parque Doramas.

Además, y en cuanto a las mejoras implementadas en el hotel, Barceló recurrió al canario Pedro Palmas para diseñar la nueva uniformación para sus empleados, y rehabilitó varias piezas de gran valor artístico que aún se mantenían en sus dependencias: obras de autores como Jesús Arencibia, Manuel Martín González o Santiago Santana. También inauguró nuevas obras de Fernando Álamo en su interior.

En noviembre lanzó su iniciativa Santa Catalina Wedding Day, con la vocación de promocionar la celebración de bodas en el hotel, como un atractivo más para los visitantes de Las Palmas de Gran Canaria.

El hotel Santa Catalina se inauguró en 1890 y ha formado desde entonces parte de una larga tradición turística en Las Palmas de Gran Canaria. Gracias a su privilegiada ubicación en la ciudad y a su entorno de ensueño, se convirtió en una referencia del éxito turístico de Gran Canaria, especialmente a finales de los años 50 y los 60. El establecimiento fue adquirido por el Ayuntamiento en el año 1923 y, en el año 1951, se inauguró el nuevo edificio creado por Miguel Martín-Fernández de la Torre, cuya configuración se conserva hasta la fecha. Actualmente, es uno de los ejemplos más significativos del movimiento regionalista de la arquitectura de la ciudad del siglo XX.

Santa Catalina, a Royal Hideaway Hotel ya celebró el paseo mes de febrero sus 130 años de historia, poco antes de que estallara la actual crisis sanitaria, que obligó al cierre temporal de sus servicios. Una actividad que retomará en el presente mes de junio.